
Soy un defensor convencido del gobierno local, y lo soy, precisamente, porque soy un socialista revolucionario y, por tanto, enemigo del Estado. El municipio es el último bastión desde el cual puede oponerse el ciudadano a la firme y creciente invasión del Estado. Socialismo significa la elevación y purificación de la conciencia individual, y su implantanción será el resultado de una larga serie de esfuerzos. Desde el profesional al obrero, pueden poner una piedra en este edificio, realizando un acto socialista todos los días y preparando así el derrocamiento de la sociedad existente. (Benito Mussolini).
Esto me recuerda mucho los últimos años de mayoría absoluta del PSOE bajo el mandato de Vte. Berenguer y Robert Roig en la sombra
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